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jueves, 29 de marzo de 2012

Pensar, pensar y pensar...


Caminaba... (camino más rápido de lo que corro) Por toda la doce avenida. Con miedo de mi sombra, aunque no llevo ni un quetzal, solo mi celular, que me regalaron y una mochila con un libro prestado adentro. A si, y en la décima, tiré el culito de mi cigarro Rubios porque el marlboro me costaba uno veinticinco (Que estás tomando paco? Brahvaa por que la Gallo sigue cara). Como quisiera ser Erick Barrondo... Por aquellos días trabajábamos con mi hermano vendiendo cidís cristianos de puerta en puerta. Un día decidimos que sería buena idea comprar discos por mayor, sobres para cidí, sacar el carro viejo de mi apá, poner a sonar la música para que lo oigan en toda la cuadra, y tocar en todas las casas. Se los vendíamos a todos: católicos, católicos, católicos, católicos, evangélicos, evangélicos, católicos, católicos, católicos, evangélicos y ateos (Qué? Kafka vendía seguros...). Según yo ibamos fifty fifty con ese cerote de mi hermano, pero el pizado agarró todo el pisto que habíamos ganado en lo que iba el año y se fue al norte, espero que a la "unión" "americana" y no a Petén a drogarse, porque al charlie le dijo nada más que se iba al norte. Y todos aquí nos quedamos bien pizados. 

Ya estaba a once cuadras de la casa, y la doce avenida se miraba tan larga, pasé por el estadio y vi hacia dentro, habían  tarimas... Había sentido que alguien me seguía pero logré fugarme del pelotón y de la persecución y al final le saqué varias cuadras. Cuando llegue a las canchas de la doce, vi hacia adentro, estaban unos güiros entrenando, yo los conocía. Me vieron y solo hice un gesto con las manos. Ya estaba oscuro... Pero eso no me da miedo. Pensaba en ese poema de Ernesto Cardenal que alguien me presentó... Que al final me hizo comprender que no solo yo tengo ese tipo de sueños. También en los 30 prefieros de Wislawa Szymborska. Y en que el cenma es un buen lugar para leer, porque el centro comercial siempre está vacío, aunque no compre nada para comer, y las pocas veces que compre la pizza resulte plástica y fría. 

Pensar en una mujer, en el popol vuh, en xibalba, en Pascual, en la Concha, en el viento, en el vos no entendés porque no sos indio. Pensar, pensar y pensar... Que bueno y que lindo, que vos me entendás... 

sábado, 17 de marzo de 2012

Huele a sexo...

Podía respirarse a metros de distancia, ese olor a sexo, sus ganas de coito. También, de sus poros, emanaba el olor que llegaba hasta mis bulbos olfativos y yo solamente lo entendía: LE ENCANTA QUE ME LA COJA. 
Se movía como con una incomodidad y desesperación en el escritorio y me tocaba la espalda haciéndome un masaje con las manos. Yo solo sonreía y medio volteaba la cara para verle la "cara de sexo", y lo abierta que estaba su blusa. Eso me provocaba una erección. También se le notaba la impaciencia, quería coger en ese momento. De plano que se estaba mojando, solo de pensar en las veces que le había dado duro (como un desalmado) antes.  
Con sus rodillas rozaba suavemente mi espalda baja. Otra vez me volteaba y ella solo sonreía, con ojos, boca, lengua y dientes de sexo... Yo también tenía ganas de coger, pero no tantas... Es que estaba desvelado y quería ponerle atención al doctor. Pero de todas maneras, yo ya estaba caliente.