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sábado, 17 de marzo de 2012

Huele a sexo...

Podía respirarse a metros de distancia, ese olor a sexo, sus ganas de coito. También, de sus poros, emanaba el olor que llegaba hasta mis bulbos olfativos y yo solamente lo entendía: LE ENCANTA QUE ME LA COJA. 
Se movía como con una incomodidad y desesperación en el escritorio y me tocaba la espalda haciéndome un masaje con las manos. Yo solo sonreía y medio volteaba la cara para verle la "cara de sexo", y lo abierta que estaba su blusa. Eso me provocaba una erección. También se le notaba la impaciencia, quería coger en ese momento. De plano que se estaba mojando, solo de pensar en las veces que le había dado duro (como un desalmado) antes.  
Con sus rodillas rozaba suavemente mi espalda baja. Otra vez me volteaba y ella solo sonreía, con ojos, boca, lengua y dientes de sexo... Yo también tenía ganas de coger, pero no tantas... Es que estaba desvelado y quería ponerle atención al doctor. Pero de todas maneras, yo ya estaba caliente.

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