Oscurece,
y se hace visible la anatomía del demonio,
sus ojos con humores vítreos
que saben y huelen a risas de niños en la calle
y a ahogos de perros con rabia.
Como los suspiros de los niños con rabia
o los gemidos de perros atrapados en la calle.
Es esa mirada tuya, la que inspira y enciende
por mucho, esta llama demoníaca-poética,
que no sirve para ni mierda...
Sí, para ni mierda,
los niños con rabia seguirán ahogándose y suspirando
y los perros seguirán atrapados, riendo, gimiendo
y sus risas me seguirán persiguiendo
hasta el día en que llegué lo único que tengo por seguro,
mi virtual herencia, la muerte...
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