En la humedad del coito, en la patada en el culo de la mala suerte, en la rivalidad de los gusanos por un cuerpo desmembrado, en el escupitajo dirigido al cielo, en la soledad de una enfermedad de trasmisión sexual, en el silencio, en los gritos de una gata al amanecer...
jueves, 24 de noviembre de 2011
De puentes y suicidas, te acordás?
Recuerdo aquel día en el que pasábamos por encima de un puente y me preguntaste como toda niña preguntona, este es el puente del incienso? Lo dude unos metros y luego te lo confirme moviendo la cabeza. Te quedaste pensando un rato y preguntaste algo que realmente esperaba que me preguntaras, y en lo cual había pasado pensando un buen tiempo, la ociosidad verdad. Dijiste: Para vos, mueren en el aire o hasta que llegan al suelo? Que difícil preguntar algo como eso... Pero en teoría es más difícil responderlo... Pero sin dudarlo un segundo te respondí: en el aire. Qué fácil hablar de los suicidas, si es que no sos uno. Es fácil aunque seas uno de esos que se la pasa suicidándose, como yo. Ojala reencarnara en un ser superior. Pero la verdad, es que te conteste tan rápido, no para llenar esa insaciable fuente de aprendizaje, que tenés, que es: ser una preguntona. Ni mucho menos parecer Discovery Chanel, no, por eso no fue. Fue porque necesitaba saciar esa irrespondible pregunta, y bueno, morir en el aire de un paro cardíaco, me serviría tanto de consuelo, si algún dia me tirara. No sería bonito pasarme toda la vida chocándome una y otra vez contra el suelo hasta el último segundo.
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Yo creo que mueren en el momento en que deciden saltar.
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